El psicoanalista que transita los medios intentando difundir su práctica terapéutica debutó en marzo como actor en «Historias de Diván», adaptación de su libro homónimo en el que recrea casos reales que pasaron por su consultorio.
«Yo no escribiría una comedia, soy de contenido más denso y me imagino menos escenas desopilantes y más momentos de silencio», advirtió Rolón en diálogo con Télam consultado sobre el abanico emocional que está dispuesto a tocar en sus ficciones.
«Yo siempre apunto a lo profundo y si bien eso no excluye necesariamente al humor, soy un hombre de emociones fuertes y lo que mejor me sale -y más disfruto- es llevar a la gente en un viaje hacia el interior sin caer en golpes bajos», reconoció el analista que dio sus primeros pasos mediáticos acompañando en la radio a Alejandro Dolina.
«Historias de diván» fue un texto que paseó con éxito por distintos soportes: nació como libro en 2007, luego saltó a la pantalla chica en 2013 en formato miniserie protagonizada por Jorge Marrale y, finalmente, desembarcó en teatro interpretada por el propio Rolón.
Básicamente, el escrito original que superó las trece ediciones, está basado en ocho casos reales en los que se describen los diálogos entre un analista y sus pacientes.
Ahora, para la versión teatral dirigida por Carlos Nieto, se recortaron los casos más emblemáticos entre los lectores: el del Padre Antonio (Alejo García Pintos), un sacerdote cuya fe empieza flaquear y decide acudir al psicoanálisis, y el de Majo (Malena Rolón, hija del licenciado), una adolescente obsesionada por la muerte.
El elenco lo completa Roberto Catarineu, en la piel del supervisor de Rolón, que devela los temores y dificultades que enfrenta un analista al atender a sus propios pacientes.
«Los casos que elegimos montar sobre el escenario no son para identificarse fácilmente, pero las problemáticas que los rodean sí: la culpa, la sexualidad, la relación con los padres, la angustia, la muerte», dice quien participó del programa «Animales Sueltos» que conduce por América Alejandro Fantino.
Y agrega: «Ese es el desafío de ‘Historias de diván': contar tramas poco comunes y movilizar afectos que son generales».
Y si bien para abrevar en esos universales la pieza recorre temáticas sensibles, Rolón advierte que «no se trata de un melodrama ni la intención de la puesta es meter el dedo en la llaga para hacer llorar al espectador: sólo queremos que los conmueva el efecto de verdad de lo que queremos transmitir».
«El límite entre la sensibilidad y el golpe bajo es el mismo que existe entre la seducción y un abuso: hay un margen muy pequeño y a nosotros nos importa que la obra conmueva por su fuerza y nada más», advirtió.
Aunque parezca una conjunción algo insólita, el paso de Gabriel Rolón por el teatro no es de una improvisación antojadiza. Para nada: sus primeros pasos, en la adolescencia, incluyeron un primer impulso -previo a la facultad de Psicología- hacia la actuación con el examen de ingreso a la escuela de Arte Dramático.
«En la tele no se me ocurrió ponerme al frente, ni en la película «Los padecientes» (otro de sus libros) que se está por empezar a rodar. Pero en esta obra sí, tuve ganas de ponerme en mi propia piel y subirme al escenario», comenta.
Consultado sobre el éxito del texto, que tuvo la capacidad de trascender distintos soportes, Rolón lo atribuye a «la posibilidad de espiar una sesión de psicoanálisis»: «Espiar también puede dar un placer morboso en el mejor de los sentidos. Sólo que acá, en lugar de una cuarta pared, es como si fuera una cámara Gesell».
Y en referencia a la capacidad de diálogo entre el universo del teatro y el psicoanalítico, advirtió que «el analista tiene mucho de guionista en lo que arma con cada paciente en particular, porque piensa cómo decir algo, cuál es al intervención, los silencios, las formas».
Aunque destacó que fue su libro, escrito con una mirada «cinematográfica», el que le permitió adaptarlo al teatro sin demasiada complejidad: «Mi escritura está concebida, atravesada, a partir de imágenes y situaciones que intentan prepara el alma del lector para que lo que está leyendo puede ser contado de distintas maneras».
«De hecho -añadió- todos me preguntaban si no se me había ocurrido una película con esta novela y lo cierto es que no sólo se me ocurrió sino que adapté el guión y posiblemente este año empecemos a filmarla».
«Aparecieron productores interesados en comprarme los derechos pero yo no suelo venderlos: si no participo, no lo entrego porque se tocan temas muy delicados y trato de cuidarlos hasta el último momento», concluyó.
«Historias de diván» se presenta los jueves, viernes a las 21; los sábados a las 21 y a las 23 y los domingo a las 20.30 en el Teatro de la Comedia (Rodríguez Peña 1062).