Adaptó “Historias de diván” al teatro y se sube al escenario para actuar con su hija. Reconocimiento, frustraciones y el tiempo.
Se sienta en el sillón de su consultorio y dice que ya no le queda un maratón por delante: “Tengo 53 años, ya no soy un muchacho de veintipico o de treinta que se preparaba para tratar de construir una carrera como psicólogo… Estoy entrando en una recta donde, parafraseando a Dolina, la juventud es una visita que se está por levantar de mi mesa. Entonces ahora tengo metas más cortas. Aunque creo que hay que prepararse todo el tiempo y que se trata de ser un improvisador al estilo de los músicos del jazz”. No es casual que Gabriel Rolón utilice una imagen musical para explicar su visión de la vida. Él es antes que nada un músico que convive con la frustración de no ser director de orquesta como hubiera querido, pero que se enorgullece de que a sus cuarenta años haya podido comprarse y aprender a tocar el piano de cola que está a la izquierda de su escritorio. El tiempo es su obsesión: le implica la conexión directa con una vida que tiene fecha de vencimiento y que, por lo tanto, requiere de elecciones que construyan el recorrido. Una de las últimas vueltas del laberinto lo llevó a adaptar para teatro “Historias de diván”, su primer best seller, y ahora se anima a subir al escenario de La Comedia y actuar. Lo acompañan Malena Rolón, su hija actriz, Roberto Catarineu y Alejo García Pintos.
Noticias: ¿Cómo es compartir la obra con su hija?
Gabriel Rolón: Me emociona mucho. Ella no está ahí arriba porque es mi hija, sino que compone un personaje extraordinariamente bien. Desde que tiene cinco años estudia teatro, se ha preparado tanto. Desde tan chiquita la vi soñar con esto. Es una satisfacción haberla apoyado en algo que parecía tan difícil, que es tan difícil. Cuando la apoyé tanto para que estudie teatro, alguien me dijo: “Se va a morir de hambre” y yo le dije: “Prefiero que se muera de hambre y no de angustia”.
Noticias: Similar a lo que le dijo su padre a usted cuando no se animaba a empezar Psicología por estar cerca de los 30: que prefería un hijo que fracasara a uno que no lo hubiese intentado, ¿no?
Rolón: Mirá que intervención analítica me hacés… Es fuerte, ¿sabés que nunca lo había asociado? Pero es eso, es justamente eso. Si fracasás, mala suerte, pero fracasá intentándolo.
Noticias: ¿Cómo se animó a su nuevo rol de actor?
Rolón: Tenía ganas de hacerlo. De hecho, el primer lugar al que fui a inscribirme al salir de la secundaria fue al Conservatorio de Arte Dramático. Pero me tiraba mucho la música. Entonces aposté toda mi libido, mi energía artística, en tratar de ser músico y cantante. Así que me anoté, di el examen de ingreso pero me fui por la música.
Noticias: ¿Lo sintió como una renuncia o como una frustración?
Rolón: Frustración no. Dolina decía “el apetito de eternidad”: uno quiere vivir todo en la vida y está condenado a vivir una sola, entonces no le queda otra que elegir. Ser alguien es haber renunciado a ser todo lo demás. Yo elegí la música y eso implicó también que de más chico dejara el fútbol, cuando estaba en las inferiores de un club. Cuando decidimos hacer la obra, fui al Actors Studio e hice unos meses con Matías Gandolfo y con Dorita Baret. Soy estudioso. Cuando encaro algo, trato de prepararme lo mejor que pueda, por ahí no se nota pero te juro que lo intento (se ríe con ganas).
Noticias: ¿Qué quiere que se lleve quien paga una entrada o compra uno de sus libros?
Rolón: Mi deseo sigue siendo la transmisión del Psicoanálisis, ahora más que nunca; que se lleve las ganas de analizarse. Y de la obra, lo mismo. Todos salen diciendo que se identifican mucho. Fijate que los personajes son una adolescente con una enfermedad terminal y un cura, ¿por qué la identificación con dos casos tan extremos? Porque hablamos del amor y de la muerte.
Noticias: En una nota que hicimos hace dos años confesó que quería que la gente lo fuera a ver recitando a Lorca y no ya en sus charlas. Ahora que la carrera por delante le parece más corta, ¿se anima más fácilmente a reinventarse?
Rolón: Siempre me animé. Lo que sí tengo claro es que ahora hay menos tiempo para esperar y que la postergación ya es mi enemiga. También sé que la estrella de un artista no dura toda la vida… Me acuerdo cuando Guerrero Marthineitz (Hugo) pasó por la puerta de la radio del programa que hacíamos con la “Negra” Vernaci y uno de los chicos entró diciendo: “Hay un señor en la vereda que dice si puede subir, creo que se llama Marthineitz, ¿lo conocen?”. Me quedó muy grabada esa escena… Sé perfectamente que no importa lo bien que te vaya en un momento, el público no te elige necesariamente toda la vida. Entonces quiero aprovechar este momento. La gente me quiere y me respeta. Lo tengo que agradecer, disfrutar y prepararme porque habrá un día donde yo pase por la puerta de una radio y alguien me tenga que anunciar: “Hay un señor Rolón…”.
Noticias: Estar muertos en lo que alguna vez fuimos es muy doloroso. ¿Por cuál de todas las puertas que abrió sería peor eso de no ser quien supo ser?
Rolón: Y… la puerta de la facultad de Psicología. Me costó mucho volver a abrir esa puerta porque cuando empecé a hacer Medios, esa puerta se cerró. Hoy me invitan a dar charlas los profesores que he tenido y admirado y los alumnos ya no me miran como si fuera un hereje.
Noticias: ¿Cómo los convenció de que no era hereje?
Rolón: Tratando de ser honesto siempre con el Psicoanálisis y desde el Psicoanálisis. Básicamente la puerta me la terminaron de abrir los libros porque los psicoanalistas recibían muchos pacientes que les decían que habían decidido analizarse porque habían leído el libro de Rolón. Me gusta hacer esa labor pero me costó convencer. Dije: “El tiempo dirá si estuve bien o mal”.
Noticias: Otra vez el tiempo.
Rolón: Es que el tiempo es lo único que el ser humano no ha podido ni podrá controlar. Es ese arcano invencible pero que también nos permite retrospectivamente darnos cuenta de si hemos sido certeros o hemos fallado en lo que planificamos.
Noticias: ¿En qué falló usted?
Rolón: Hay cosas que vivo con mucho dolor… Me hubiera gustado comprarle una casa a mi padre antes de que se muriera… La construcción de un camino requiere muchas renuncias y durante muchísimos años no he estado nunca en los cumpleaños de mis hijos porque trabajaba en un programa que empezaba a las doce de la noche. Y es probable que ahí haya cometido un error, por suerte con mis hijos nos queremos mucho. Ahora la obra me permite abrazarlos todas las noches y compartir con ellos un espacio común (su hijo Lucas es asistente de producción). Creo que esa obsesión permanente que tengo por la finitud hace que quiera estar cerca de los que quiero.
Noticias: ¿Esa conciencia se le acentuó últimamente?
Rolón: No. Nací con una cardiopatía congénita. Me daban siete días de vida, después siete semanas, después siete meses y a eso de los siete años alguien dijo que me dejaran en paz, que me iba a morir de cualquier cosa menos de eso. Desde muy chico se me instaló… construyo vínculos muy fuertes y verdaderos con todas las personas que fueron importantes en mi vida.
Noticias: ¿Sufrió por amor?
Rolón: Ufffff.
Noticias: ¿Sí?
Rolón: Uffff, ¿por qué otra cosa va a sufrir un ser humano?
Noticias: Por las renuncias, los fracasos…
Rolón: También son la pérdida de un amor: la muerte de mi padre me duele porque es la pérdida de un amor. Y la pérdida de un proyecto que no salió, es la pérdida de un amor…
Noticias: Se lo ve como a un tipo exitoso, sin perforaciones.
Rolón: No. Estoy lleno de agujeros por todos lados, pero trato de que no se noten bajo la forma de resentimientos, de broncas… Soy alguien que ha fracasado mucho. Mi fracaso más grande es que el sueño de mi vida hubiera sido ser director de orquesta. Soy esencialmente un músico y no pude vivir de la música, del canto; no le pude comprar la casa a mi papá. He sido alguien que sufrió por amor, que ha sido abandonado. Tengo muchos agujeros pero elijo tratar de comunicar lo mejor de mí y de no vivir los fracasos como derrotas porque fracasar es inevitable pero la derrota aparece donde el camino del fracaso no fue recorrido con integridad, con pasión y con nobleza.
Noticias: ¿No le da ganas de cerrar el personaje de Gabriel Rolón “Psi” y jugarse un pleno al músico?
Rolón: No me preparé lo necesario como para hacerlo en serio. Estudié armonía, composición, soy profesor de guitarra, pero no tengo lo que hay que tener para pararme delante de una orquesta con una batuta. Eso hubiera sido dedicarle un tiempo que le dediqué a la psicología, a la mitología, a la literatura. Pero me parezco bastante a lo que hubiera querido ser. Lo que soy tiene que ver con cosas que he elegido y eso es algo maravilloso, que no le pasa a todo el mundo. No tengo miedo de volver a caminar cinco cuadras para pagar el boleto más barato… Me va muy bien con los libros, pero jamás voy a escribir un libro para ganar plata.
Noticias: ¿Es una autopromesa?
Rolón: Sí, sí. Jamás voy a bastardear lo que fue para mí la escritura haciéndolo sólo por dinero.
En los últimos años su mapa afectivo se modificó. Él prefiere guardarse esos temas para sí, por respeto a las personas que pasaron por su vida y por una cuestión de intimidad. Sí dice: “He tenido la fortuna de estar siempre con buena gente. La vida es un lugar tan difícil y cuando me pasó tal o cual cosa, esas personas estuvieron a mi lado para darme un abrazo; ¡cuánto más duro hubiera sido sin ese abrazo! He compartido la vida de la mano de gente que valoro mucho”, define.
Noticias: Sabe elegir.
Rolón: Sí. Por lo pronto me enamora la buena gente. Si sos extremadamente hermosa pero no me vibra en el corazón algún gesto o actitud…
Noticias: Ya saliendo del terreno personal, ¡cuánto nos enamoramos también de los que tienen las peores actitudes!, ¿no?
Rolón: El ser humano tiene una tendencia al dolor, que los analistas llamamos “pulsión de muerte”, que quien no la tiene muy bien manejada generalmente se enamora de personas con las que sabe que la va a pasar mal.
Noticias: Me refería concretamente a la violencia de género tan instalada, mujeres muertas a manos de supuestos enamorados…
Rolón: Tiene que ver con la suerte de que estas cosas ahora se difunden mucho, no sé si estadísticamente hay un aumento. Lo que sí recuerdo es que cuando yo era chico estaba bastante naturalizado que un tipo se enojara y fajara a la mujer. Por suerte ahora nos espantamos de cosas que antes parecían naturales.